Huérfano desde su juventud, Émile Zola (1840-1902) se ve obligado a trabajar tempranamente. A los veinticinco años obtiene sus primeros ingresos de fuentes literarias gracias a la publicación de sus versos y ensayos, y en 1867 escribe su ópera prima, Thérèse Raquin. Su interés por las conductas sociales y el detalle con que las describe lo convierten en el fundador del Naturalismo.